viernes, 31 de julio de 2009

La Academia del Costal

La reedición de un clásico. Antonio Burgos analiza los cambios sucedidos en el mundo del costal casi cuatro décadas después de que escribiera su libro ‘Folklore de las cofradías de Sevilla”, que la Universidad ha vuelto a editar este año

Fernando Pérez Ávila.

Treinta y ocho años hace ya que de la pluma de Antonio Burgos saliera su célebre Folklore de las cofradías de Sevilla. Hoy, casi cuatro décadas más tarde, está a la venta la séptima edición, reeditada en versión facsímil por la Universidad de Sevilla.

Mucho ha cambiado durante todo este tiempo en la Semana Santa sevillana. Más aún en el mundo del costal, eje sobre el que gira la obra de Burgos. Entonces las cuadrillas formadas por profesionales del muelle amenazaban con huelgas y ahora sobra gente en cada igualá. “Hay hasta lista de espera para entrar en una cuadrilla. Por ejemplo, me harté de recomendar a conocidos a Luis León para que entraran en el paso de la Macarena y no había manera de meterlos”.

La llegada de los costaleros hermanos provocó una revolución en la concepción de las cuadrillas y en el andar de los pasos. Burgos detecta hasta un cambio en el lenguaje. “Ahora existen términos que definen aspectos que antes no había”. Uno de ellos es el conocido movimiento puesto de moda por los misterios trianeros de avanzar con el pie izquierdo. Burgos nunca fue muy amigo de las estridencias en el andar de los pasos.

El cambio llevó también al aumento de los ensayos previos para que todo discurra a la perfección. “Para mí se ensaya demasiado. Se ha perdido la emoción de una salida de un palio que pegue con las perillas en un dintel. La ojiva de San Julián estaba antes de su restauración llena de golpes y ahora el paso cabe sobrado. Hace treinta años llegaba el hombre del muelle reventado, que no sabía ni qué cofradía sacaba, y le pegaba un perillazo a la puerta como Dios manda”.

Volviendo a la renovación lingüística, el autor nota que se pierden algunos términos clásicos del costal. “Casi no se usa ya trabajadera, que se ha sustituido por palo. Además, la gente no habla de vuelta sino de revirá”.

Sobre la actual Semana Santa, dice Burgos que lo mejor que ha visto ha sido la vuelta –“me resisto a utilizar el término revirá”– de la Virgen de los Dolores de la Hermandad de las Penas de San Vicente para enfilar la calle Sierpes. “La mayoría de los pasos dan la vuelta ahí como si fueran coches. Pero cuando veo a Antonio Santiago me acuerdo de Rafael Franco y sus ratones. Llevó el paso hasta la tribuna, con las maniguetas metidas entre las sillas, y mandó la derecha delante de una forma magistral”, describe el periodista, en una suerte de homenaje a aquel capataz cuyo nombre rotula una callejuela ubicada muy cerca del lugar de la revirá de Sierpes.

Publicado en ABC de Sevilla

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